Coherencia educativa entre la pareja ¿Se puede conseguir?

No es justo…papá siempre me deja ver la tele antes de hacer los deberes y tú nunca…”.

Esto es lo más leve que nos puede pasar si nuestros hijos e hijas, detectan falta de criterios educativos en la pareja. En realidad no es tan difícil como pensamos. Sólo se necesita tiempo para ponerse de acuerdo y una visión clara de lo que debe ser más importante para nosotros: nuestr@s hij@s. Y es muy positivo, porque ganamos en paz, en tranquilidad en el hogar, con menos discusiones que socaven a la pareja. Trabajando en ello desde edades tempranas, sembraremos para el futuro.

L@s hij@s nos estudian, nos conocen y saben a quién y cuándo pedir ciertas cosas. Lo aprendieron desde la infancia, observándonos, interactuando con nosotros.

Se requiere pues una coherencia mínima de criterios y maneras de educar en la pareja. Deben percibir que aunque los padres y/o las madres somos diferentes, tenemos claro lo que queremos y exigimos por igual, porque intentamos educar por igual.

He aquí algunas posibilidades:

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¿QUIÉN EDUCA A NUESTROS HIJOS/AS?

Para poder responder en algo a esta pregunta, qué menos que buscar en un diccionario de garantías el significado de la palabra educar. Se trata de un término proveniente del latín, ex ducere, que significa encaminar. Sería pues, algo así como poner en camino o dar a quien aprende los medios para abrirse al mundo, encauzando el pleno desarrollo de sus potencialidades.

La tarea de educar no consiste en un modo único de transmitir, sino que está sujeto a la cultura propia del lugar, a los ritos y costumbres propios de cada sitio, así como a la época en la que a cada quien le toque vivir. Obvia decir que no se educa del mismo modo en Madrid que en Taiwán, ni tampoco la idea de educación es la misma en la Europa de hoy en día, a la que hubiera antes de la revolución industrial o en épocas precedentes.

Entiendo que el ejercicio de educar requiere, al menos, de dos aspectos complementarios: la crianza y la orientación. La crianza, tan vinculada a la función maternal, consiste en la práctica de los cuidados en la primera infancia sobre todo, en donde se generan los vínculos fundantes, así como las experiencias de sostenimiento y seguridad, o sus contrarios, en el bebé.

La orientación, haciendo una alegoría náutica, es una suerte de procurar en el hijo o la hija un GPS interno, más o menos afinado, que le ayude a orientarse en su devenir vital. Es una tarea que históricamente, se le ha atribuido más al padre que a la madre, y es por ello que ha sido designado esta labor como la función paterna. Se denomina función porque es un hacer que funciona y no está necesariamente vinculada al padre como tal, más allá de que la cultura le haya atribuido ese papel, sino al propio ejercicio de acompañamiento, escucha, ejemplo y control, tan necesarios sobre todo una vez el niño o la niña salen del manto protector de mama y se sumergen en el mundo de sus iguales y, en general, en esos otros mundos no-maternos.

Estas dos funciones, la materna y la paterna, hoy en día están en crisis. Están manga por hombro. La escuela y la guardería son las encargadas de criar a los más pequeños y las tabletas (las de chocolate no, las otras) y los juegos on-line, de (des)orientar a quienes van creciendo con las miradas hipnotizadas en las pantallas, en lugar de tenerlas absortas fuera de ellas.

Es cierto que la nostalgia por tiempos supuestamente mejores (y habría que ver en qué medida lo fueron, si es que lo fueron) no ayuda a avanzar hacia la creación de nuevas soluciones futuras. Es cierto, también, que no es realista negar el avance de la tecnología, con todos sus artilugios y gadget. Aunque es igualmente cierto que resulta preferible abrir la mirada y hacernos algo conscientes al hecho del inmenso espacio que dicha tecno-ociosidad ocupa en nuestros hogares, arrebatando el lugar al dialogo y, porque no, al aburrimiento; sentimiento éste tan noble como denostado en nuestros tiempos. Noble e inquietante, porque te enfrenta a la necesidad de inventar algo para salir del impasse y, por lo tanto, poner en juego el deseo. Abrirnos a la pregunta e ir inventando. Creando, respuestas. Ser así creadores inquietos y no sólo (que también) meros consumidores.

Dialogando con mi hija/o

dialogando con mi hija/o¿Qué es dialogar? Enseguida viene a nuestra mente un supuesto sinónimo: hablar.

El hablar a veces nos acerca, aunque no siempre. No ocurre así con la comunicación, ya que ésta tiene como finalidad “transmitir…algo, sea lo que sea ese algo”.

Hablar puede ser a la comunicación, lo que el oír al escuchar, y cuando el hablar se convierte en un mero ejercicio de reproducir palabras, solo se re-produce ruido. Entonces, el hablar se convierte en blablar. Si somos capaces de comprender ésto, estaremos en una feliz disposición de cambiar nuestro decir. No se trata pues de ocupar espacio sonoro para sentir que somos. Se trata, de otra cosa ¡Prueben…!

Esto adquiere especial relevancia en esos momentos de diálogo con nuestro hijo o nuestra hija, así como en otras tantas situaciones relacionales en que nos jugamos temas de calado.
Cuando él o ella se te acerque, te mire, te evite, te bufe, te necesite o te busque en cualquiera de las modalidades de buscarte o pedir que tiene los/as adolescentes, ten cuidado con lo que hables. No te lo digo por asustarte, sino para que prestes atención y repares en la importancia de tales momentos.

¿Cómo ser en tales momentos, entonces?
Yo te diré que lo que aquí encuentres, no te funcionará si lo quieres aplicar a pesar de ti. Tampoco servirá de nada, si no lo haces tuyo y de menos aún, si lo quieres poner en práctica como un truco de prestidigitación.

Partamos de la idea de que la adolescencia es un periodo de cambio muy importante en la vida del/a chaval/a, cuya finalidad es la de aportarle un sentido de identidad o un “si mismo/a” distinto al que ha tenido y desarrollado a lo largo de su infancia. En ese tránsito, se irá perfilando una metamorfosis en su cosmovisión, en su forma de sentir-pensar-actuar. Una trasformación, en definitiva, de verse y ver el mundo que le rodea: Está en juego su mirada.

dialogando con mi hija/o - 2

Su mirada, ya para entonces, tiene mucho de la tuya. Ellos/as aprenden de ti. Sobre todo de lo que eres y no solo de lo que dices.

Aprenderán de tu sombra; de tus asuntos inconclusos, de tus miedos, de tus disimulos. Pero sobre todo, aprenderán de tu amor hacia ellos/as, y eso no sólo pasa por las palabras.

Quiero pedirte, que pruebes con incorporar a tus aperos el término encuentro. El encuentro, para mí, significa apertura, curiosidad y escucha. Si sientes esta triada, tu disposición será real, ante el contacto con tu chico o tu chica. El/ella, lo sentirá…y ya estás ayudando. Valoran la intención, la entrega, el afecto y tú ya cuentas con todo ello, aunque quizás no te hayas dado cuenta hasta ahora. ¿No?

No te equivoques; tú no tienes la solución a todos sus problemas. El hecho de que puedas aconsejar, deriva de tu mayor experiencia en la vida y habrá necesariamente aspectos que será bueno que adviertas (posibles peligros) y que asesores en otros (situaciones emocionales propios de la etapa, etc). No obstante, cada cual tiene su camino y un m/padre es más un acompañante, que no un cartógrafo.

Para acompañar hay que estar en forma y para ello, es imprescindible auto-revisarse. Quien acompaña, tiene que aprender a dar la palabra y tiene que aprender a aprender de “lo que le dicen”, sin dar por sentado que “todo lo sé, que yo ya he pasado por ahí”. Quien acompaña, dará reflexión, respeto, calma. Y, a menudo, un abrazo. Para esto tampoco hacen falta las palabras, o sí.

Búscale, porque está perdido. Hazlo a menudo. Interésate por su vida. Comparte con el/ella la risa y el humor. Aprende a pedirle perdón, siempre que sea necesario y le/a harás fuerte.

¿Infancia y pornografía?

Saludos a todas las personas que nos seguís en este blog.

Hemos pasado unos días en una interesante formación. Interesante y necesaria, que las pilas hay que recargarlas de vez en cuando y ponerse al día. Además, hemos disfrutado de muy buena compañía. Siempre es un placer coincidir con otras personas profesionales que aportan sus experiencias y su saber hacer. Para mí es un aire fresco que me ayuda a no perder la perspectiva en mi ámbito laboral. El tema de la formación ha sido “Erótica 2.0: cibersexo, sexting y la pornografización de la intimidad en la adolescencia”. El curso lo ha impartido maravillosamente bien Raúl Marcos Estrada,  de EMAIZE Centro Sexológico – Sexologia Zentroa, de Gasteiz, en el Observatorio Vasco de la Juventud donde nos han tratado de lujo.

Y tras la merecida publicidad, quisiera compartir una reflexión. Como padres y madres intentamos proteger a hijos e hijas de cualquier posible amenaza y sabemos que el uso que nuestros menores realizan de las nuevas tecnologías a veces no es adecuado. Por ello, a veces demonizamos las nuevas tecnologías y optamos por bloquearles el acceso en nombre de dicha protección. Pero  ¿qué conseguimos con ello? Continuar leyendo «¿Infancia y pornografía?»

El faro que luce en la niebla

 

Hace poco tiempo  acudí a una formación sobre acoso escolar. Éramos un buen número de profesionales de diferentes especialidades: educación, sanidad, salud mental, educación social, administración, etc. Me gusta acudir a estas jornadas porque siempre me llevo algo que me sirve para mi trabajo y para la vida.

En esta ocasión, lo que más recuerdo, porque me impresionó mucho, fue la intervención de una chavala; rondaba los 18 años. Compartió su experiencia personal por el acoso escolar que había sufrido. Una experiencia dura, expresada con toda la emoción por el poco tiempo transcurrido, las imágenes y el dolor aún muy recientes. Me impresionó gratamente su fuerza y optimismo, cómo desde su experiencia nos decía que el acoso escolar tenía solución y que además era más fácil si se hacía desde la prevención. Y añadía que era de lo más sencillo. Nos dio a todos los profesionales que allí  estábamos una lección magistral sobre cómo actuar Continuar leyendo «El faro que luce en la niebla»

¿Frustar al niño/a?

Ya a principios del siglo pasado, el que fuera padre del psicoanálisis Sigmund Freud habló de su “su majestad el rey” en referencia al bebé, con idea de dar cuenta de que una madre siempre (o casi siempre) se desvive  por su infante, le da hasta lo que no tiene y aquel o aquella, cómo no, aprende a pedir y exigir lo que necesita, con el llanto, la rabieta, dando pena, etc. El bebé está, diremos, sujeto al principio del placer o dicho de modo más sencillo, desea satisfacer sus necesidades a costa de todo.

La educación, poco a poco,  consistirá en modular ese impulso a la satisfacción inmediata. Habrá que enseñarle a esperar y a  que experimente la vivencia de que todo no es posible. La experiencia de una paulatina frustración es necesaria para un niño/a, siempre adaptándonos a la etapa vital que atraviesa. Será necesario, pues, sostenerlo, quererlo, calmarlo y frustrarlo.

Esto último quizás resulte un tanto impopular, pero es tremendamente necesario en el desarrollo educativo la aceptación del  NO como límite de lo que no se puede franquear, como  un límite que hay que aprender a respetar. Continuar leyendo «¿Frustar al niño/a?»

BAT, un equipo contra el bullying

“…Mi hija está siendo acosada por otra menor en el colegio. Tiene 13 años. El centro me ha informado de que iban a investigar pero aún no me han dicho nada. La niña está fatal, apenas come, tiene muchas pesadillas y cada día le cuesta más levantarse para ir al colegio… ¿qué podemos hacer? ¿Esto es bullying, no? Yo solo quiero ayudar a mi hija y que esto acabe ya…”

Esta es una llamada tipo de las que solemos recibir en el servicio. Como ya hemos mencionado en post anteriores,  Zeuk Esan  es el teléfono de ayuda a la infancia y a la adolescencia donde menores y familiares o adultos relacionados con menores, pueden llamar. Gratuito y muy importante: anónimo ya que no deja huella en la factura.

Retomando el tema, el bullying o acoso escolar es algo que siempre ha existido, no teníamos un nombre en concreto para definirlo, pero ya estaba impuesto y normalizado en el ámbito escolar.

Ahora, entre las preguntas más frecuentes que nos hacen están las
siguientes: Continuar leyendo «BAT, un equipo contra el bullying»

El rechazo te deja al otro lado de los límites

En el post de hoy os propongo un tema bastante relacionado con el último que publicamos, titulado “Del amor al odio o como fastidiar la vida a hijos e hijas”.

Entramos en situación: tras la separación de los progenitores, en uno u otro momento, alguno de los vástagos dice que prefiere vivir con el otro, que ya está harto de que le pongan tantos límites, que la otra parte le entiende y es más complaciente… Con mucha frecuencia, según aumentan las ansias de libertad y de proceso de identificación de los menores, llegando a esa pubertad que les altera, el progenitor más habitual tiene que lidiar con esas expresiones de adolescencia exigente, que quieren algo que a veces ni saben lo que es….y además ya.

Es cierto que hay muchos conflictos intrafamiliares muy dolorosos, no sólo producto de la resolución de la adolescencia, sino también de la mala relación filio-parental o de otras causas externas que, a veces, con ayuda y apoyo, se podrían solventar. Y sobre todo de la mala relación que se da entre las exparejas. Continuar leyendo «El rechazo te deja al otro lado de los límites»

Los adultos invisibles

La obsolescencia programada  o el “comprar, tirar y comprar” es un signo de nuestros tiempos. Es la forma de incentivar el consumo, una de las formas de mover la economía, mediante el gasto corriente. Se basa en el hecho de que lo nuevo es mejor y, además, necesario. Pero lleva implícita una diabólica trampa: nada perdura, nada se recicla…

… sólo importa lo que se puede adquirir, el nuevo modelo de móvil, la nueva actualización del smarphone o  las nuevas prestaciones de tal coche. La tecno-semántica se ha apoderado de nuestro día a día. ¿Somos reciclables las personas adultas a ojos de las nuevas generaciones?  No es añoranza por el pasado, de las épocas en las que los ancianos/as  eran mirados con afecto y atención, porque se les atribuía la trasmisión de un saber. Un saber biográfico: una vida vivida, llena de relatos.

Repito, hoy el pasado no cuenta, ya que nos han incubado el virus de atender lo nuevo con desaforada ansia; para “tirarlo, comprarlo y tirarlo”. Un ansia muy difícil de regular, de domesticar, porque las mass-media ya se encargan de adoctrinarnos con la idea de que en el consumo se halla lo que nos falta para sentirnos mejor. Se trata del consumismo como antidepresivo.  Se trata de una mentira que genera violencia, porque otorga pleitesía al principio del placer, al “yo-mi-me-conmigo…”, con la consabida incapacidad de tolerar la espera y la frustración, así como la opinión ajena, etc

La agresividad es estructural, viene de serie en el ser humano, y es por ello que debe de ser regulada, para impedir que se manifieste de forma caótica. Si queremos apostar por la convivencia, tenemos que domesticar el impulso hacia la compulsión. Un impulso que tiene su manifestación en el devenir diario y, particularmente, en el terreno de las relaciones.

El hecho de que el bulling esté tan presente en los medios, no es señal de que éste sea un fenómeno nuevo. Sabemos que   viene de siempre, pero cabe decir que hoy en día se presenta con ciertas particularidades propias de la época. Una de las más significativas es que la intervención del adulto no resulta tan determinante para erradicarla como hace veinte años, por ejemplo.

Si hablamos de violencia  filio-parental, también hablamos de la caída del autoritas del padre o la madre. La obediencia como valor de respeto no está tan asegurada, como tampoco es  tan reconocible  la capacidad antaño atribuida por los hijos/as a sus padres y madres de servirles de brújula en el devenir, como portadores de un saber e inventores de soluciones.

Es la pantalla  la que ha usurpado el lugar al padre y a la madre, convirtiéndose en el nuevo guía e  interlocutor para los púberes y adolescentes de nuestros días. Es donde buscan las respuestas y donde hacen amigos/as, en un afán de contabilizar la popularidad. La pantalla no es sólo un espacio lúdico; es un territorio en el que google, yahoo y demás  monitorizan la educación, los gustos y la socialización de los jóvenes de hoy, en tanto padres y madres estamos absolutamente ajenos de los contenidos que visitan. Antes les poníamos un video a los más pequeños. Ahora les ponemos una Tablet, para que entren en la red, una red que sin guía hace de guía y les acaba enredando en la ciebereducación, absortos en la pantalla, mientras se hacen ajenos al encuentro con un ser adulto, significativo, sin cuya participación no se regula el impulso, ni se interioriza un auténtico GPS vital.

Del amor al odio o como fastidiar la vida a hijos e hijas

 

Saludos desde nuestro blog.
Aquí en Zeuk Esan, recibimos muchos tipos de llamadas que nos plantean gran diversidad de cuestiones. Trabajamos a través de la escucha, entender qué es lo que nos plantean e intentar ayudar a que, quien nos llame, encuentre un alivio, una solución, un espacio para reflexionar y a veces acompañamos en la toma de decisiones. Informamos, orientamos, asesoramos, pero no tenemos varita mágica.

Todas las personas del equipo que formamos Zeuk Esan, a lo largo de estos ocho años de andadura, hemos escuchado cantidad de historias, preocupaciones, dudas, duelos, alegrías y agradecimientos. Hay que estar preparado para todo, somos profesionales.
Tantos años escuchando, y ahora, personalmente, quiero que se me escuche a mí. Quiero aprovechar este blog desde el que intentamos acompañar y responder a situaciones que nos planteáis, pero ahora pido yo la palabra. Y pregunto, ¿cómo dos personas que se amaron tanto, que consensuaron unir sus vidas y sellar ese pacto de amor con uno o varias criaturas, cómo pueden pasar de aquel amor a profesarse un rencor tan profundo que destrocen a sus descendientes en lo más profundo de su alma, en lo más temprano de su personalidad, sólo para dañar al ex? Continuar leyendo «Del amor al odio o como fastidiar la vida a hijos e hijas»