Iniciándonos en la vida

Desde ese inicio en el que el ovulo acoge con cuidado al agotado espermatozoide y brota la alquimia, ella intuirá el surgimiento de algo nuevo en su seno ¿Cómo será?

El contacto de sus manos allí donde ella sabe que la vida crece, busca palpar la magia de alguna novedad reciente. Y al tocar acariciará, haciendo un nido bajo su corazón, para paraiso perdidoacoger. Y mirará con los ojos cerrados, mientras silencia su cuerpo y acomoda sus movimientos, para saber más y más del nuevo visitante. El ansia de ponerle rostro irá creciendo y entre tanto la mente de mama jugará con imágenes nacidas de su deseo, de sus sensaciones corporales y de su intuición. Esa presencia que siente en el mismo lugar donde el vacío hizo ausencia tantas veces, ahora le hará mirar pensativa y dibujará una sonrisa gozosa de calma en su rostro.

Habla con su retoño ahora que el tiempo va siéndose más lenta; una lentitud muy femenina y de horizonte calmo. En ese tránsito cadente en el que sus palabras resuenan en el cuerpo como nunca antes, creando una vibración hecha de sonidos y silencio, de ritmo y quietud y creando en el bebe la primera noción de alternancia; la primera noción de inicio y final, de presencia y ausencia.

El tiempo hará camino y a su paso ocurrirán cosas. El espacio de crecimiento irá ocupándose, manifestándose de un modo inequívoco. Sorprendida por lo que ve y, quizás, algo temerosa por lo que está por venir. Quizás inquieta e ilusionada, en un ir y venir anímico en el que la incertidumbre asoma, pero la mirada sigue siendo el camino más certero si mama desea asomarse al encuentro con la imagen del rostro de su sueño creciente. En cada inmersión, ahí lo verá esperando, como luego siempre la esperará.

«¿Qué deseas Ada? Verlo, tal vez.

Si, si,,,verlo y tenerlo pegadito a mi regazo, susurrándole en ese idioma inventado, mientras le acaricio la mejilla, absorta mientras miro y deseo que esté bien, que no sufra, que sonría a mama y que sea siempre así. Deseo tenerle fuera para ser dos, aún siendo uno. ¿Cuántas veces, querré tenerlo dentro cuando el vacío acucie?»

Y el tiempo ocurre en el calor del seno materno, en donde la pequeña crece acurrucada en sintonía con mama y su vida. Una vida ilusionada, ahora que espera, pero también tejida de forma ineludible al vaivén de las emociones, las hormonas, los miedos o las dudas propias de los seres humanos. Es así que la pequeña va sintiendo los dolores o los agobios de mama, también. Es así como comienza a acercarse a la experiencia de la vida que le espera fuera.

El abrazo enloquecido del alumbramiento llegará precedido de sacudidas de dolor y rompimiento. La vida se abrirá camino, desgarrada y doliente, en el vórtice mismo de lo soportable, asomándose mama a la experiencia de perderlo todo. Y entre tanto, la pequeña iniciará su primer destierro. De forma ruda y desmedida, será expulsada desde su paraíso de ingravidez, hacia un afuera sin límites y con esa luz cegadora. Su mente será expuesta a una brutal experiencia de aniquilamiento y del que inexplicablemente saldrá victoriosa. Por fin afuera, a este lado de la piel y de la mirada de mama, ambas intentan reposar en el cansancio de la intimidad, recién regresados de una experiencia trasformadora.

Los días posteriores pondrán a prueba el espíritu de ese bebe recién nacido, que se enfrentará a un enemigo nuevo que desde adentro se lanza al asalto de su diminuto y vulnerable cuerpo. Será el hambre, quien morderá al bebé en las entrañas. Lo que desespera a la pobre pequeña no es la crueldad de la herida. Es su novedad. Lo repentino e inesperado de su presencia.

El mundo protegido de mama contrasta con este espacio sensitivo sin límites y un mal interno del que no sabe cómo defenderse y que comienza a ser vivido como otra amenaza de proporciones inmensas.

¿Cómo calmar esa cosa que la impregna de terror? La leche, su primer alimento, hará de la boca y la succión la primera zona de contacto con el mundo de afuera. Será a través de la experiencia de saciación como el bebe irá mitigando esa pesadilla que sale de su barriga, consiguiendo calmar lo malo interno, identificando la zona oral como la entrada de lo bueno externo.Alimentarla, como no! Será el antídoto para calmar la fiera.

Pero también hay que tomarla en brazos, acariciarla, acunarla y alimentar su piel, para procurar que vaya generando una paulatina noción sensitiva de si. Aportarle la experiencia de que existe en un cuerpo cuyos contornos podrá ir percibiendo en tanto más y más veces sean tocados desde fuera y así ir diferenciándose del espacio circundante y ubicándose dentro del él como en un segundo hábitat. El primero, el seno materno, quedará sellada en algún lugar de su ser como la añoranza de un tiempo soñado.

Adolescentes

Tribus adolescentes
Tribus adolescentes

 

¿Quién son los/as adolescentes?
Ni niños/as ni personas adultas en medio de una nada confusa y ambigua. La edad de inicio estaría alrededor de 9-12 años, variando según el/la niño/a y el sexo. Y suele durar alrededor de 10 años, también en función de la sociedad en que se encuentre. Por ejemplo en algunas tribus, el paso de la infancia al adulto se hace de golpe, no hay un período de paso como el de adolescencia.

¿Los/as adolescentes son conflictivos?
Tal vez sí, pero también es cierto que estudios muy recientes contradicen la idea de que la tensión y el malestar psíquico sean una parte normal y necesaria de la adolescencia. No tendría que ocurrir que los adolescentes, por el hecho de serlo, sean conflictivos. Los/as adolescentes que atraviesan por conflictos serios y crisis de identidad, necesitan ayuda por estos problemas, no por pasar por un período de crecimiento determinado. Como período de crecimiento es diferente a otro.

¿Adolescentes, rebeldes o amigos?
Es un poco como una caricatura de la adolescencia: un grupo de amigos/as inconformistas y que se rebelan contra casi todo.

El/la adolescente, que ya no es un niño ni una niña, va construyendo poco a poco lo que al final será un adulto, con una identidad propia y formada y la necesaria autonomía personal. Para llegar a esto, los jóvenes empiezan a pensar en criterios propios, a ensayar conductas diferentes y a querer hacerlas valer delante de la familia. Los padres y madres empiezan a tener miedo del ansia de libertad de estos hijos e hijas, de sus discrepancias, de los enfrentamientos casi diarios, de la oposición sistemática.

No son unos niños pero los padres siguen estando preocupados por ellos como antes, cuando eran unos niños. La obediencia que el hijo tenía cuando era niño ahora es imposible y le resulta a él mismo molesta e insoportable. La niña a la que le gustaba ir con los padres ahora quiere ir con su grupo de amigos. Y los padres pueden no entenderlo a la primera, porque es difícil para las madres y padres percatarse que las hijas e hijos se hacen mayores.
Y de aquí que empiecen las disputas familiares, donde el adolescente estirará hacia fuera y la familia hacia adentro. Él, queriendo defender el que piensa que son sus derechos y los padres queriendo imponer su autoridad.

¿Es negativa esta rebeldía de los adolescentes?
Habría que preguntarse antes que nada qué personas queremos que sean nuestros hijos/as de adultos: unas personas que digan sí a todo, que no sepan defender sus intereses, que sean sumisas en sus relaciones interpersonales, o unos adultos que sepan defender sus opiniones y que digan lo que quieren y sienten e intenten conseguir lo que desean? Las madres y padres estamos ayudando a los nuestros hijos a crecer, y crecer quiere decir hacerse personas adultas.

Es por eso que si los/as adolescentes están aprendiendo a ser adultos, es normal que vayan ensayando conductas de adulto, de autonomía y de independencia, en una actitud alejada del conformismo. Serán inconformistas y rebeldes e irán aprendiendo a ser mayores.

Un/a joven incapaz de dar la cara ante nadie, de defender lo que piensa, de hacer valer sus derechos, supone un problema más grave que un/a joven inconformista y rebelde. Los padres debemos saber discernir entre aquellas conductas infantiles de aquellas otros de inconformismo adolescente. Y sus actitudes agresivas, insolentes y descaradas no deberíamos tomarlas como ofensas imperdonables, sino como errores en su sistema de aprender a ser adultos en libertad.

A veces los padres toman mal estas actitudes, porque sus hijos e hijas adolescentes les hacen ver las contradicciones entre lo que los mismos padres dicen que hay que hacer y el que ellos hacen. Porque en estas edades también son idealistas y desinteresados, siendo un buen momento por iniciar actividades solidarías, de ayuda o acodamiento a actividades sociales. Continuar leyendo «Adolescentes»

#egONLINE

Decir a estas alturas que Internet está completamente integrado entre nosotros y nosotras es muy de perogrullo, ¿no? La red, el acceso a contenidos, la difusión de conocimiento, las relaciones online y un largo etcétera de servicios que nos proporciona el universo de la triple w, forman parte de nuestra vida cotidiana a todos los niveles.

Esta integración se da a todos los niveles (en lo laboral, en el ocio, en lo académico…), en todas las edades y cada vez en más soportes (ordenador, teléfonos, televisión…)

Esta presencia de Internet en nuestras vidas y la forma de utilizarla proporciona un montón de potencialidades pero también algunos riesgos y, por tanto, también provoca prejuicios, rechazos, dependencias, genera nuevas formas de relación con sus códigos propios, etc…

Por todo ello, desde el Departamento de Empleo y Políticas Sociales, área a la que pertenece ZEUK ESAN, se ha planteado la necesidad de abordar con mayor intensidad el vasto ámbito online con las personas menores de edad y, por eso, ha puesto en marcha el programa #egONLINE.

Este programa está en marcha desde el pasado día 20 de noviembre (coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos de la Infancia), fecha en la que se presentó y en la que desde nuestra cuenta de Twitter estuvimos transmitiendo mucho de lo que allí aconteció bajo el hashtag #egONLINE.

Pero más allá de aquel acto, este programa sigue en marcha en cinco institutos de Euskadi hasta el 15 de abril de 2014, trabajando con chavales y chavalas de 1º, 2º y 3º de la ESO y el profesorado de dichos centros con el objetivo de sensibilizar a las y los adolescentes sobre los riesgos que tiene Internet si no se actúa con seguridad, así como acerca de las potencialidades de la Red.

De todo el trabajo que se desarrolle en los próximos meses en los institutos así como en otros espacios de trabajo, os iremos dando cumplida información a través de nuestros blogs y de nuestras redes sociales… En definitiva, que en Zeuk Esan también estaremos #egONLINE.

Cómo perder la autoridad ante los hijos e hijas

En Zeuk Esan, con cierta frecuencia tenemos llamadas de padres y madres que no saben qué hacer con sus hijos e hijas, porque se saltan las normas, no cumplen con sus responsabilidades, exigen respeto y no aceptan sus indicaciones….

Cuando llega la adolescencia, los comportamientos cambian. Los menores entran en crisis y tienen que salir de ella convertidos en adultos autosuficientes, preparados para vivir por su cuenta.

Y esa es la responsabilidad que tenemos los progenitores: cuidarles, y cubrir sus necesidades básicas, incluidas las afectivas, para que el día de mañana puedan ser adultos independientes y autosuficientes. Y de esa responsabilidad emana la autoridad que padres y madres deben ejercer.

Pero nunca debemos confundir proteger y cubrir necesidades, con sobreproteger y dejar hacer a la otra persona su santísima voluntad, reírle todas las gracias y permitir que transgreda todos los límites, porque luego en ese cambio de la adolescencia podrían volverse incontrolables. La pregunta a veces es “¿Cómo hemos podido llegar a esto, yo que di todo lo que me pidió y jamás le faltó?
Hoy he leído la noticia que me ha traído a estas líneas: “Una madre agrede a una profesora delante de la clase de su hijo”.
Como progenitores, perdemos autoridad con esas exhibiciones de violencia, porque son públicas y porque es violencia, pero además, restamos autoridad al profesorado que además de educar, es figura de autoridad, referente para los menores. Si  los desvalorizamos de esa manera estamos plantando las semillas de esa adolescencia que no respeta y se salta los límites…, que es lo que ha visto hacer a sus mayores. En fin, una pena.

La pasión por aprender

Ahora que las vacaciones estivales comienzan a acercarse a su fin y el nuevo año escolar está en puertas de iniciarse, parece conveniente hacer alguna referencia a una cuestión tan recurrente como es la motivación para aprender.

Hay que pensar que la motivación tiene que ver con la emoción y la curiosidad. Por el contrario, se piensa que está más unida al esfuerzo y la tenacidad; que también, pero no sólo. Ocurre lo mismo que con el enamoramiento. No nos enamoramos porque queramos hacerlo y aunque la disposición a buscar una pareja que nos guste es importante, la atracción ocurre “cuando ocurre”. Se nos abre la mirada, el sentimiento y el deseo de estar con esa persona de forma fluida y sin esfuerzo. ¿Cómo enamorarnos de alguien de quien no sentimos “ese impulso”, verdad?

Haciendo un paralelismo, podríamos preguntarnos acerca de cómo es posible sentir atracción por una materia que no nos despierta curiosidad, sentido y sin que llegue a poner en juego nuestra creatividad. En este sentido, la motivación como afecto o como emoción, surgirá cuando la materia que se nos explica esté viva, permita la exploración y nos haga sentirnos activos. Para ello, la persona que lo imparta tiene que trasmitir esa pasión que estimule al/ a la estudiante a meterse en la tarea.

Memorizar, por memorizar está muy bien si el objetivo que se persigue es saber más de lo que se sabe. Si sirve para formar y no sólo para informar y siempre mejor si se consigue hacer con “curiosidad de saber”. De lo contrario, el esfuerzo que conlleve sólo servirá para aprobar un examen y es crucial buscar un camino intermedio entre la operatividad de coleccionar aprobados y la verdadera formación académica.

Considero que los/as profesores tienen que ser verdaderos trasmisores del deseo de saber y alejarse de la apatía de dar la clase de forma instrumental. No tratamos con esto de hacer una crítica gratuita, ni lanzar un ataque corporativo, ni omitir la importancia de la familia en todo esto, u otras cuestiones propias del/ de la alumna y su actitud ante el estudio. Tratamos más bien de poner el acento en la idea de revisión del papel del enseñante, como aspecto importante y no como única razón. ¿Quién no se acuerda de aquel o aquella profesora que tuvimos y cuyo recuerdo perdura en nuestro memoria de forma viva por el impacto que tuvo en nosotros/as? ¿Qué nos dio que nos hizo sentirnos recogidos/as y vivos? Pues es de eso de lo que se trata.

A vueltas con el TDAH

Hace unas semanas recibimos una llamada al 116.111 de un padre enfadado con el colegio al que acude su hijo. Más concretamente, enfadado con la profesora quien ante el comportamiento inquieto y movido del alumno, había llegado a la conclusión de que aquel padece de Hiperactividad.

Este padre llamaba enojado porque, según comentaba, esta maestra realizó este «diagnóstico» sin basarse en ningún tipo de prueba con el que pudiese demostrarlo.

Afortunadamente, este hombre acudió al pediatra y, tras explicar los comportamientos cotidianos del menor tanto en casa como en el colegio, ahora sí, está siendo sometido a las diferentes pruebas con las que se demostrará si sufre o no Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)

La primera recomendación que queremos dar en este post es muy obvia: acudir al pediatra para que derive al especialista correspondiente. A partir de ahí y en función del grado que se trate, se conjugarán los tratamientos farmacológicos, así como las sesiones terapeúticas. También sería muy recomendable acercarse a las distintas asociaciones existentes relacionadas con este trastorno, de modo que la familia se pueda apoyar en otras que ya hayan pasado por situaciones parecidas.

Evidentemente, amén de buscar fuera ayuda (sanidad, asocaciones…), desde el seno de la propia familia también se pueden llevar a cabo un montón de acciones con el fin de mejorar la situación del niño, niña o adolescente que sufre TDAH, así como del ambiente familiar.

Algunas pautas en este sentido pueden ser:

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  1. Mejorar la autoestima de la persona afectada (mensajes positivos, reforzar comportamientos adecuados, darle responsabilidades que pueda realizar con éxito… )
  2. Motivar su aprendizaje (valorar el esfuerzo, no las notas, generar hábitos de estudio…)
  3. Escuchar activamente, dar cariño
  4. Ante los comportamientos negativos, no hacer caso y esperar a que deje de comportarse así para dirigirse a él o ella…
  5. A la hora de poner o marcar normas, que estas sean claras y simples, fáciles de entender y de cumplir…
  6. Fomentar sus Habilidades Sociales (siendo las personas de referencia ejemplos para ello)
  7. Aderezar todo esto con unas buenas dosis de paciencia, tiempo de dedicación… todo ello sin olvidarse del resto de la familia…

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En todo caso, si queréis ampliar información al respecto, os recomendamos este link

Jokin: In Memoriam

Este 2011 se cumplen siete años de un suceso que conmocionó a la ciudadanía vasca y que, desgraciadamente, sacó a la luz una problemática que sufren a diario muchos jóvenes en sus centros escolares: el suicidio del joven de 14 años Jokin Ceberio en Hondarribia como consecuencia del acoso que sufría por parte de otros menores.

Durante estos días, el caso de Jokin ha vuelto a cobrar actualidad debido al pronunciamiento que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha realizado al respecto, según el cual, se condena a pagar 10.000 euros a los padres de cada uno de los siete menores que fueron declarados culpables de acosar a Jokin; además, se considera probado el acoso que el adolescente sufría dentro de su instituto pero se exonera al mismo de cualquier responsabilidad en este sentido.

Sin entrar a valorar dicho fallo, desde Zeuk Esan queremos mostrar nuestra solidaridad con su familia y amigos y alertar de que, desgraciadamente, a día de hoy son muchos los chicos y las chicas que llaman al 116.111 señalando que sufren situaciones como las que Jokin debió padecer: burlas, agresiones, abandono…

Es conveniente recordar que el Bullying (anglicismo con el que se denomina al acoso escolar) se produce tanto fuera como dentro del centro escolar, que (generalmente) es realizado por los mismos agresores, con una regularidad periódica y en la que hay otros agentes implicados, como el agresor o agresora pasiva, es decir, áquel o áquella que aún siendo conocedor o conocedora de la situación de maltrato que puede estar sufriendo un menor, no hace nada por evitarlo.

Para tratar de prevenir este tipo de comportamientos creemos firmemente en la Educación como herramienta fundamental; una transmisión de valores a nuestros chicos y chicas a través de los cuales se fomente el respeto y la empatía. Es tarea de todos los centros el promover actividades orientadas a tal efecto, de forma transversal en las asignaturas habituales que se trabajan en el aula, así como mediante otro tipo de acciones más directas.

Asimismo, los centros deben permanecer en constante alerta para proteger al agredido o agredida y frenar las conductas agresoras, en el caso de que se llegue a dar una situación de este estilo. Está claro que es difícil detectar este tipo de situaciones, de ahí esta llamada al esfuerzo que propugnamos.

La desgraciada muerte de Jokin hizo que se estableciesen protocolos de actuación en este sentido, provocó que la palabreja, Bullying, fuese ampliamente conocida y que se visibilizase una problemática que, como venimos diciendo, es, desgraciadamente, demasiado común. Resulta francamente difícil ponerse en la piel de lo que debió sentir Jokin y lo que sienten otros chicos y chicas que hoy viven situaciones parecidas. Por ello no queremos que este In Memoriam sea simplemente éso. No. Queremos que el caso de Jokin sirva para que no nos olvidemos de una problemática sobre la que tenemos que seguir trabajando para erradicarla de nuestros centros escolares. Y en este barco tenemos que subirnos todos y todas: escuela, instituciones, ciudadanía, asociaciones, etc…

Para acabar, queremos recordar que si conoces a algún menor que pueda estar viviendo una situación de este tipo, no dudes en llamarnos al 116.111.