Coherencia educativa entre la pareja ¿Se puede conseguir?

No es justo…papá siempre me deja ver la tele antes de hacer los deberes y tú nunca…”.

Esto es lo más leve que nos puede pasar si nuestros hijos e hijas, detectan falta de criterios educativos en la pareja. En realidad no es tan difícil como pensamos. Sólo se necesita tiempo para ponerse de acuerdo y una visión clara de lo que debe ser más importante para nosotros: nuestr@s hij@s. Y es muy positivo, porque ganamos en paz, en tranquilidad en el hogar, con menos discusiones que socaven a la pareja. Trabajando en ello desde edades tempranas, sembraremos para el futuro.

L@s hij@s nos estudian, nos conocen y saben a quién y cuándo pedir ciertas cosas. Lo aprendieron desde la infancia, observándonos, interactuando con nosotros.

Se requiere pues una coherencia mínima de criterios y maneras de educar en la pareja. Deben percibir que aunque los padres y/o las madres somos diferentes, tenemos claro lo que queremos y exigimos por igual, porque intentamos educar por igual.

He aquí algunas posibilidades:

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Dialogando con mi hija/o

dialogando con mi hija/o¿Qué es dialogar? Enseguida viene a nuestra mente un supuesto sinónimo: hablar.

El hablar a veces nos acerca, aunque no siempre. No ocurre así con la comunicación, ya que ésta tiene como finalidad “transmitir…algo, sea lo que sea ese algo”.

Hablar puede ser a la comunicación, lo que el oír al escuchar, y cuando el hablar se convierte en un mero ejercicio de reproducir palabras, solo se re-produce ruido. Entonces, el hablar se convierte en blablar. Si somos capaces de comprender ésto, estaremos en una feliz disposición de cambiar nuestro decir. No se trata pues de ocupar espacio sonoro para sentir que somos. Se trata, de otra cosa ¡Prueben…!

Esto adquiere especial relevancia en esos momentos de diálogo con nuestro hijo o nuestra hija, así como en otras tantas situaciones relacionales en que nos jugamos temas de calado.
Cuando él o ella se te acerque, te mire, te evite, te bufe, te necesite o te busque en cualquiera de las modalidades de buscarte o pedir que tiene los/as adolescentes, ten cuidado con lo que hables. No te lo digo por asustarte, sino para que prestes atención y repares en la importancia de tales momentos.

¿Cómo ser en tales momentos, entonces?
Yo te diré que lo que aquí encuentres, no te funcionará si lo quieres aplicar a pesar de ti. Tampoco servirá de nada, si no lo haces tuyo y de menos aún, si lo quieres poner en práctica como un truco de prestidigitación.

Partamos de la idea de que la adolescencia es un periodo de cambio muy importante en la vida del/a chaval/a, cuya finalidad es la de aportarle un sentido de identidad o un “si mismo/a” distinto al que ha tenido y desarrollado a lo largo de su infancia. En ese tránsito, se irá perfilando una metamorfosis en su cosmovisión, en su forma de sentir-pensar-actuar. Una trasformación, en definitiva, de verse y ver el mundo que le rodea: Está en juego su mirada.

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Su mirada, ya para entonces, tiene mucho de la tuya. Ellos/as aprenden de ti. Sobre todo de lo que eres y no solo de lo que dices.

Aprenderán de tu sombra; de tus asuntos inconclusos, de tus miedos, de tus disimulos. Pero sobre todo, aprenderán de tu amor hacia ellos/as, y eso no sólo pasa por las palabras.

Quiero pedirte, que pruebes con incorporar a tus aperos el término encuentro. El encuentro, para mí, significa apertura, curiosidad y escucha. Si sientes esta triada, tu disposición será real, ante el contacto con tu chico o tu chica. El/ella, lo sentirá…y ya estás ayudando. Valoran la intención, la entrega, el afecto y tú ya cuentas con todo ello, aunque quizás no te hayas dado cuenta hasta ahora. ¿No?

No te equivoques; tú no tienes la solución a todos sus problemas. El hecho de que puedas aconsejar, deriva de tu mayor experiencia en la vida y habrá necesariamente aspectos que será bueno que adviertas (posibles peligros) y que asesores en otros (situaciones emocionales propios de la etapa, etc). No obstante, cada cual tiene su camino y un m/padre es más un acompañante, que no un cartógrafo.

Para acompañar hay que estar en forma y para ello, es imprescindible auto-revisarse. Quien acompaña, tiene que aprender a dar la palabra y tiene que aprender a aprender de “lo que le dicen”, sin dar por sentado que “todo lo sé, que yo ya he pasado por ahí”. Quien acompaña, dará reflexión, respeto, calma. Y, a menudo, un abrazo. Para esto tampoco hacen falta las palabras, o sí.

Búscale, porque está perdido. Hazlo a menudo. Interésate por su vida. Comparte con el/ella la risa y el humor. Aprende a pedirle perdón, siempre que sea necesario y le/a harás fuerte.

¿Infancia y pornografía?

Saludos a todas las personas que nos seguís en este blog.

Hemos pasado unos días en una interesante formación. Interesante y necesaria, que las pilas hay que recargarlas de vez en cuando y ponerse al día. Además, hemos disfrutado de muy buena compañía. Siempre es un placer coincidir con otras personas profesionales que aportan sus experiencias y su saber hacer. Para mí es un aire fresco que me ayuda a no perder la perspectiva en mi ámbito laboral. El tema de la formación ha sido “Erótica 2.0: cibersexo, sexting y la pornografización de la intimidad en la adolescencia”. El curso lo ha impartido maravillosamente bien Raúl Marcos Estrada,  de EMAIZE Centro Sexológico – Sexologia Zentroa, de Gasteiz, en el Observatorio Vasco de la Juventud donde nos han tratado de lujo.

Y tras la merecida publicidad, quisiera compartir una reflexión. Como padres y madres intentamos proteger a hijos e hijas de cualquier posible amenaza y sabemos que el uso que nuestros menores realizan de las nuevas tecnologías a veces no es adecuado. Por ello, a veces demonizamos las nuevas tecnologías y optamos por bloquearles el acceso en nombre de dicha protección. Pero  ¿qué conseguimos con ello? Continuar leyendo «¿Infancia y pornografía?»

Progenitores ausentes ante hijos/as enREDados

La obsolescencia programada o el “comprar, tirar y comprar” es un signo de nuestros tiempos. Es la forma de incentivar el consumo, una de las formas de mover la economía, mediante el gasto corriente. Se basa en el hecho de que lo nuevo es mejor y, además, necesario. Pero lleva implícita una diabólica trampa: nada perdura, nada se recicla…

… sólo importa lo que se puede adquirir, el nuevo modelo de móvil, la nueva actualización del smarphone o las nuevas prestaciones de tal coche. La tecno-semántica se ha apoderado de nuestro día a día. ¿Somos reciclables las personas adultas a ojos de las nuevas generaciones? No es añoranza por el pasado, de las épocas en las que los ancianos/as eran mirados con afecto y atención, porque se les atribuía la trasmisión de un saber. Un saber biográfico: una vida vivida, llena de relatos.

Repito, hoy el pasado no cuenta, ya que nos han incubado el virus de atender lo nuevo con desaforada ansia; para “tirarlo, comprarlo y tirarlo”. Un ansia muy difícil de regular, de domesticar, porque las mass-media ya se encargan de adoctrinarnos con la idea de que en el consumo se halla lo que nos falta para sentirnos mejor. Se trata del consumismo como antidepresivo. Se trata de una mentira que genera violencia, porque otorga pleitesía al principio del placer, al “yo-mi-me-conmigo…”, con la consabida incapacidad de tolerar la espera y la frustración, así como la opinión ajena, etc

La agresividad es estructural, viene de serie en el ser humano, y es por ello que debe de ser regulada, para impedir que se manifieste de forma caótica. Si queremos apostar por la convivencia, tenemos que domesticar el impulso hacia la compulsión. Un impulso que tiene su manifestación en el devenir diario y, particularmente, en el terreno de las relaciones.

El hecho de que el bulling esté tan presente en los medios, no es señal de que éste sea un fenómeno nuevo. Sabemos que viene de siempre, pero cabe decir que hoy en día se presenta con ciertas particularidades propias de la época. Una de las más significativas es que la intervención del adulto no resulta tan determinante para erradicarla como hace veinte años, por ejemplo.

Si hablamos de violencia filio-parental, también hablamos de la caída del autoritas del padre o la madre. La obediencia como valor de respeto no está tan asegurada, como tampoco es tan reconocible la capacidad antaño atribuida por los hijos/as a sus padres y madres de servirles de brújula en el devenir, como portadores de un saber e inventores de soluciones.

Es la pantalla la que ha usurpado el lugar al padre y a la madre, convirtiéndose en el nuevo guía e interlocutor para los púberes y adolescentes de nuestros días. Es donde buscan las respuestas y donde hacen amigos/as, en un afán de contabilizar la popularidad. La pantalla no es sólo un espacio lúdico; es un territorio en el que google, yahoo y demás monitorizan la educación, los gustos y la socialización de los jóvenes de hoy, en tanto padres y madres estamos absolutamente ajenos de los contenidos que visitan. Antes les poníamos un video a los más pequeños.

Ahora les ponemos una Tablet, para que entren en la red, una red que sin guía hace de guía y les acaba enredando en la ciebereducación, absortos en la pantalla, mientras se hacen ajenos al encuentro con un ser adulto, significativo, sin cuya participación no se regula el impulso, ni se interioriza un auténtico GPS vital.

El faro que luce en la niebla

 

Hace poco tiempo  acudí a una formación sobre acoso escolar. Éramos un buen número de profesionales de diferentes especialidades: educación, sanidad, salud mental, educación social, administración, etc. Me gusta acudir a estas jornadas porque siempre me llevo algo que me sirve para mi trabajo y para la vida.

En esta ocasión, lo que más recuerdo, porque me impresionó mucho, fue la intervención de una chavala; rondaba los 18 años. Compartió su experiencia personal por el acoso escolar que había sufrido. Una experiencia dura, expresada con toda la emoción por el poco tiempo transcurrido, las imágenes y el dolor aún muy recientes. Me impresionó gratamente su fuerza y optimismo, cómo desde su experiencia nos decía que el acoso escolar tenía solución y que además era más fácil si se hacía desde la prevención. Y añadía que era de lo más sencillo. Nos dio a todos los profesionales que allí  estábamos una lección magistral sobre cómo actuar Continuar leyendo «El faro que luce en la niebla»

No quiero que mi hijo o hija sufra

“No quiero que mi hijo o hija sufra”, es una frase habitual entre las llamadas que recibimos en el 116111, el servicio  Zeuk Esan de atención a la infancia y adolescencia.

Continuando con frases habituales, hay otra que reza así: “la adolescencia es una enfermedad que solo se cura con el tiempo”. En realidad, está lejos de ser así. Es más amable y realista decir que se trata de una época de cambio y búsqueda de una nueva identidad como individuo.

En esta etapa tan agitada de sus vidas, se esfuerzan por “ser” lejos del abrigo de sus allegados y para poder formar parte de su nuevo mundo, es conveniente recurrir al diálogo. Continuar leyendo «No quiero que mi hijo o hija sufra»

¿Frustar al niño/a?

Ya a principios del siglo pasado, el que fuera padre del psicoanálisis Sigmund Freud habló de su “su majestad el rey” en referencia al bebé, con idea de dar cuenta de que una madre siempre (o casi siempre) se desvive  por su infante, le da hasta lo que no tiene y aquel o aquella, cómo no, aprende a pedir y exigir lo que necesita, con el llanto, la rabieta, dando pena, etc. El bebé está, diremos, sujeto al principio del placer o dicho de modo más sencillo, desea satisfacer sus necesidades a costa de todo.

La educación, poco a poco,  consistirá en modular ese impulso a la satisfacción inmediata. Habrá que enseñarle a esperar y a  que experimente la vivencia de que todo no es posible. La experiencia de una paulatina frustración es necesaria para un niño/a, siempre adaptándonos a la etapa vital que atraviesa. Será necesario, pues, sostenerlo, quererlo, calmarlo y frustrarlo.

Esto último quizás resulte un tanto impopular, pero es tremendamente necesario en el desarrollo educativo la aceptación del  NO como límite de lo que no se puede franquear, como  un límite que hay que aprender a respetar. Continuar leyendo «¿Frustar al niño/a?»

“¿Es necesario que sufran?”

“No quiero que mi hijo o hija sufra”, es una frase recurrente entre las llamadas que nos entran al 116111 en, el servicio Zeuk Esan de atención a la infancia y adolescencia.

Hay una frase hecha que dice que “la adolescencia es una enfermedad que solo se cura con el tiempo” y la verdad es que no es así; es una época de cambio y construcción de la identidad como individuo.

El – la adolescente no es más conflictivo de lo que puede ser un adulto. Lo problemático es cómo nos relacionamos con ellos, ya que, la mayoría de las veces, vienen de ahí las discusiones y el mal ambiente en casa. Están creando su propio “yo” lejos de los brazos de sus padres y para poder formar parte de su nuevo mundo, precisamente los padres, tienen que hablar.

Según los entendidos en comunicación familiar, los progenitores deberían escuchar el 75% del tiempo. Quizá fuera buen ejercicio tomar conciencia de cuánto tiempo dedicamos a sermonear y a repetir el mensaje y cuánto dedicamos a la escucha plena. No hay que criticarles, ni juzgarles únicamente; dialogar e interesarse por sus inquietudes. Que os sientan cerca, que sepan que os interesan y os preocupan, pero sin invadir su espacio y respetando su intimidad. Continuar leyendo «“¿Es necesario que sufran?”»

Sobre Violencia Filio-Parental

 

Saludos a quienes nos seguís en este blog.

Hoy queremos compartir con vosotras y vosotros una interesante entrevista realizada por Agintzari SCIS a  Roberto Pereira Tercero, Psiquiatra, Director de la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar y Euskarri (Centro de intervención y formación en violencia filioparental)., Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental.

Ha sido publicado en Gurasotasuna , la web de Política Familiar y Diversidad de Gobierno Vasco que habla entre otras muchas cosas de la Parentalidad Positiva, esa manera de entender la crianza y la educación. Os recomendamos una revisión de dicha web por la cantidad de aportaciones en todos los sentidos que tiene, artículos, programas, materiales… Continuar leyendo «Sobre Violencia Filio-Parental»