¿Existe la adicción a videojuegos?

 

Cada vez más, se habla de nuevas adicciones, si bien es cierto que en el último congreso al que acudimos “Drogas: Riesgos y Diversión” el catedrático Domingo Comas Arnau explicó su teoría sobre que no existen adicciones nuevas, sino que varían los  síntomas del mismo problema que ya existía.

Lo que está claro, es que hay nuevas maneras de jugar, de relacionarse y de estar ante una pantalla de ordenador. Nos llaman los padres y madres preocupados, explicándonos que “algo malo les ocurre a sus hijos e hijas”, que “no salen de casa, de la habitación”, de “la maldita pantalla del ordenador”, o bien, que no saben si es para preocuparse o no, porque “como todos los demás hacen lo mismo…” .

Hablamos de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TICs), de las Redes Sociales, los Videojuegos e Internet. Así, todo mezclado en le mismo saco. Hay gente que las demoniza y muchísimas personas que las defienden. A mí me vienen  a la mente las palabras…”depende del uso que hagamos de ellas…” , o del abuso.

Hay dolor en los padres que nos llaman y sufrimiento por parte de  los menores con dificultades para relacionarse con sus iguales, o con dificultades para manejar sus emociones por lo que se esconden en una actividad que les abstrae y les impide reflexionar sobre lo que les ocurre….  Y eso es muy real. Pero también es cierto que hay mucho alarmismo y se buscan etiquetas o culpables para liberar la tensión que nos provoca el no saber qué les ocurre.

Hay conductas que ya nos ponen sobre aviso. Lo cual no implica que haya un gran problema, sino que debemos intervenir ante esas señales de alarma. Y cito algunos  síntomas de uso abusivo :

-Tener una sensación de bienestar o de euforia mientras se está en el ordenador.

-Incapacidad para suspender la actividad y ansiedad durante las pausas en sus sesiones.

-Robar cada vez más tiempo al sueño, al trabajo, a la familia y a los amigos para el ordenador.

-Sentirse vacío, deprimido, irritable cuando no se está conectado a la red.

-Mentir a la familia y al jefe acerca de las páginas visitadas en internet.

-Ojos secos, dolores de cabeza y de espalda.

-Comer irregularmente o saltarse comidas con tal de no separarse del ordenador.

-Falta de atención a la higiene personal.

-Perturbaciones en el sueño, cambios de rutina en el sueño.

Para no llegar a estos extremos es importante la educación en hábitos saludables: limitar el tiempo de utilización del ordenador desde pequeños, de tal manera que sepan que es un instrumento nada más y que no es una obligación, sino una opción.