¿Por qué pedir perdón es tan importante?

En una reunión escolar con padres y madres, hubo quien comentaba que no veía conveniente pedir perdón a sus hijos o hijas, ya que entendía que ello podría ser interpretado como un signo de debilidad o falta de autoridad

Nada más lejos de la realidad. Quienes tenemos a nuestras hijas e hijos crecidos, hemos tenido tiempo suficiente para darnos cuenta de la importancia de las muestras de respeto y afecto en una convivencia, aunque igualmente, también, hemos sido testigos de la dificultad que

Barkamena eskatu - Pedir perdón
Barkamena eskatu – Pedir perdón

entraña esta tarea. Una tarea en la que se ponen en juego otras tantas cuestiones  como la empatía, la paciencia o la escucha, entre tantas.

No es fácil, no, la convivencia con un/a hijo/a adolescente, pues se trata de una etapa muy determinante y delicada para el devenir futuro de ese chico o esa chica para quienes sus padres podemos resultar, en ocasiones, tan molestos como una piedra en el zapato. Cierto es que para el día a día en el hogar es necesaria la calma, que la bronca y el conflicto llegan solas de la mano del roce y del choque de intereses.

Paso a explicaros los motivos que me llevan a pensar que pedir perdón es muy importante:

  • Nuestros hijos e hijas, aprenden que no tienen por qué tener siempre razón y que podemos estar equivocado; y no pasa nada grave por ello.
  • Descubren que pedir disculpas es difícil, y que hay que ser fuerte para hacerlo.
  • Ven una muestra de sinceridad, que tal vez no vean en otra parte.
  • Aprenden que así en la propia familia se pueden exponer los sentimientos «encontrados»que se producen entre sus miembros.
  • Cuando uno/a pierde el control y es perdonado/a, comprende que la energia que circula en ese punto es curativa y así aprende, tambien, a perdonar.
  • Aprenden que la disculpa es una forma de reconocer que otra persona es digna de respeto.

En resumen, pedir perdón enseña a respetar a los demás, lo cual nos lleva directamente a respetarnos a nosotros mismos.

¡Cuidado! ¡¡Adultos Irresponsables tomando decisiones absurdas!!

voleibol

Hay situaciones en las que a una madre o a un padre les cuesta entender las actitudes o respuestas que algunos adultos ofrecen a sus a sus hijos/as menores de edad. Este comentario  viene a cuento de una llamada que hemos recibido no hace mucho en nuestro teléfono 116.111 y que cambiando algunos datos, vino a ser algo así:

Unos padres nos cuentan que su hija de 17 años ha abandonado el club de voleibol de su pueblo para ingresar en otro de mejor categoría dado que a la chavala se le da bastante bien este deporte. El caso es que la decisión de cambiar de equipo ha molestado al club de origen, algo que, digamos, puede tener cierto sentido o lógica. Lo que ya no lo tiene tanto es el hecho de que, como fruto de dicho «enfado», se perjudique a otra menor. Y es que esta chica de 17 tiene una hermana de 12, apasionada también de este deporte, la cual este mismo curso escolar  entraría a formar parte del equipo que acababa de abandonar la mayor. Pero la sorpresa ha llegado cuando el club no le ha dejado inscribirse, según refieren los padres, como represalia por la salida de la hija mayor. Como es lógico, esta decisión ha molestado a la familia entera pero especialmente a la chavala pequeña.

Y claro, la pregunta que nos hacemos en el servicio es:

¿Qué culpa tiene la pequeña adolescente de que su hermana salga del equipo?

¿Han pensado las personas responsables del club el daño que pueden hacer a la pequeña?

Desde Zeuk Esan se les ha orientado a estos padres, lógicamente, a que busquen explicaciones y las razones de esta decisión y en el caso de que no se las den, o los argumentos no sean aceptables, exijan responsabilidades a organismos superiores (Ayuntamiento si el equipo recibe ayudas o subvenciones municipales o, si es necesario, acudir al Ararteko) Combinar todo ello con un apoyo y un arrope a la menor perjudicada (a las dos chavalas, de hecho) y la búsqueda, si es posible y llegado el caso, de un club de voleibol alternativo.

Una situación curiosa y bastante diferente a lo que solemos atender en Zeuk Esan y  que esperamos sirva para hacer reflexionar a personas adultas en cargos responsables sobre el valor de sus actitudes y las consecuencias de las mismas.

En definitiva, la empatía y la capacidad de dialogo se reivindican con claridad en estos casos.

Afectividad adolescente: Padres que no lloran

Llorar sin disimulo
Llorar sin disimulo

¡Ay, las crisis de nuestros/as hijos e hijas adolescentes! ¡Cuánto sufren y cuánto sufrimos cuando les vemos tocados del ala!

A veces son un amasijo de dudas e inseguridades  habitando un cuerpo que crece, crece y crece y no para de crecer y cambiar. Una mente en continua ebullición, en la que se hacen preguntas sobre su valía, atractivo, personalidad y demás asuntos.

Que bueno que yo ya haya pasado por ahí y sepa así entender lo que ahora a ellos/as les está pasando. De paso, ayuda a relativizar nuestra preocupación y también les puede aportar la esperanza de que ellos y ellas también pondrán superar esos momentos de dolor y angustia

Amigos y amigas que desde primaria han sido uña y carne, se acaban separando porque en la llamada “época de las hormonas” los gustos, necesidades personales, inquietudes y expectativas comienzan a personalizarse y ya no encuentran soporte en el ideario del grupo  infantil. Es habitual el cambio de cuadrilla, en busca de algo distinto a lo que encuentran entre las amistades de la infancia.

Algunos y algunas,  comienzan sus primeros escarceos afectivos-festivo-sexuales. Otros y otras, no acaban de arrancar… por miedo, vergüenza o inseguridad. Se hacen alianzas diferentes, con amigos y amigas diferentes y así se van aconteciendo, paulatinos, pequeños e innumerables duelos por otras tantas perdidas.

La adolescencia es sensible por definición, aunque al respecto los chicos son más propensos a ocultar esta necesaria faceta bajo el disimulo del “síndrome del gallito”, el deporte competitivo o el afianzamiento en posturas históricamente masculinas, como la dureza, la distancia o la ridiculización de todo lo que supone emocionarse.

Somos ya mayores  y de padre a madres y padres os aconsejo (y no soy de aconsejar) que animéis a vuestros muchachos a mostrar su parte más dulce y vulnerable. Permitidles que lloren…¡¡¡ a mares!!!. Lo necesitan mucho y les vendrá de cine. Atreveos también vosotros padres, a llorar, que no sois menos hombres por ello y ya vale de tantos siglos de estreñimiento emocional.

MENORES VICTIMAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO: Al respecto del caso de Andrea

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Esta semana la resolución de la ONU, reconociendo que el Estado Español cometió una gravísima negligencia  con Andrea, una niña de 7 años que hace 11  fue asesinada por su padre durante una de las visitas establecidas tras la separación de su madre, ha removido nuestras conciencias.

La madre de Andrea, Ángela, era maltratada por este hombre a quién tuvo la valentía de denunciar confiando en una justicia que no la ha protegido. Ángela era consciente de que su maltratador no cedería en su empeño de que retomara la relación con ella, que nunca aceptaría que fuera una mujer libre que no acepta ser maltratada, sabía  que él utilizaría todos los medios a su alcance para conseguir sus objetivos, incluido utilizar a la hija que tenían en común como moneda de cambio para llegar a ella. Ángela no se dejó amedrentar, denunció en numerosísimas ocasiones la presión a la que estaba siendo sometida, hasta 50, pidió ayuda a gritos, intentó por todos los medios que las visitas se llevaran a cabo de manera supervisada en un punto de encuentro, informó sobre las amenazas e incluso intentos de rapto de la menor por su padre pero no fue escuchada hasta que sucedió la irreparable tragedia. Continuar leyendo «MENORES VICTIMAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO: Al respecto del caso de Andrea»

El muchacho y la mar

Aquel señor de traje diario decidió pasar unos días de merecido descanso en un pueblo costero. Quería huir del ruido de los coches, de los horarios agobiantes y de las prisas sin sentido.

Una vez llegó a su destino, aparcó el BMW en el puerto, se desabrochó el nudo de la corbata de seda y puso pie en tierra firme. Al caminar en dirección del apartamento con vistas que había alquilado, sintió por vez primera el chasquido metálico de sus zapatos de ejecutivo sobre el piso. Dió rápido con el portal. La puerta estaba abierta y la expectativa de un segundo sin ascensor, le hizo resoplar de fastidio.Se sentía cansado y abatido. Las amplias vistas al mar, lejos de calmar su zozobra le sumergieron en un sentimiento de vació y melancolía. Se rehizo más por voluntad que por deseo y decidió desprenderse del absurdo traje. Una camiseta y unas alpargatas podrían valer para sentirse a tono con el lugar y dar un paseo hasta la playa. Sin embargo, la sensación de amargura se hacia más pesada y el cambio de indumentaria no conseguía evitar el repentino y creciente sin sentido que le poseía.

Perplejo y pensativo, sin apenas ser consciente del tiempo transcurrido y el largo terreno andado, había llegado hasta la misma entrada de la playa, en la que a lo lejos vio una figura que se movía de manera extraña, como si estuviera bailando. Al acercarse comprobó que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra

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vez al mar.

El hombre le preguntó al joven qué estaba haciendo. Este le contestó:

“Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar. La marea ha bajado demasiado y muchas morirán”.

Dijo entonces el hombre:

” Pero esto que haces no tiene sentido; primero es tu destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa. Nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas”

El joven miró fijamente al hombre, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó :

” Para ésta… sí tiene sentido!!!”.

El señor se marchó un tanto desconcertado; no podía explicarse una conducta así. Esa noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas. A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas.

Adolescentes

Tribus adolescentes
Tribus adolescentes

 

¿Quién son los/as adolescentes?
Ni niños/as ni personas adultas en medio de una nada confusa y ambigua. La edad de inicio estaría alrededor de 9-12 años, variando según el/la niño/a y el sexo. Y suele durar alrededor de 10 años, también en función de la sociedad en que se encuentre. Por ejemplo en algunas tribus, el paso de la infancia al adulto se hace de golpe, no hay un período de paso como el de adolescencia.

¿Los/as adolescentes son conflictivos?
Tal vez sí, pero también es cierto que estudios muy recientes contradicen la idea de que la tensión y el malestar psíquico sean una parte normal y necesaria de la adolescencia. No tendría que ocurrir que los adolescentes, por el hecho de serlo, sean conflictivos. Los/as adolescentes que atraviesan por conflictos serios y crisis de identidad, necesitan ayuda por estos problemas, no por pasar por un período de crecimiento determinado. Como período de crecimiento es diferente a otro.

¿Adolescentes, rebeldes o amigos?
Es un poco como una caricatura de la adolescencia: un grupo de amigos/as inconformistas y que se rebelan contra casi todo.

El/la adolescente, que ya no es un niño ni una niña, va construyendo poco a poco lo que al final será un adulto, con una identidad propia y formada y la necesaria autonomía personal. Para llegar a esto, los jóvenes empiezan a pensar en criterios propios, a ensayar conductas diferentes y a querer hacerlas valer delante de la familia. Los padres y madres empiezan a tener miedo del ansia de libertad de estos hijos e hijas, de sus discrepancias, de los enfrentamientos casi diarios, de la oposición sistemática.

No son unos niños pero los padres siguen estando preocupados por ellos como antes, cuando eran unos niños. La obediencia que el hijo tenía cuando era niño ahora es imposible y le resulta a él mismo molesta e insoportable. La niña a la que le gustaba ir con los padres ahora quiere ir con su grupo de amigos. Y los padres pueden no entenderlo a la primera, porque es difícil para las madres y padres percatarse que las hijas e hijos se hacen mayores.
Y de aquí que empiecen las disputas familiares, donde el adolescente estirará hacia fuera y la familia hacia adentro. Él, queriendo defender el que piensa que son sus derechos y los padres queriendo imponer su autoridad.

¿Es negativa esta rebeldía de los adolescentes?
Habría que preguntarse antes que nada qué personas queremos que sean nuestros hijos/as de adultos: unas personas que digan sí a todo, que no sepan defender sus intereses, que sean sumisas en sus relaciones interpersonales, o unos adultos que sepan defender sus opiniones y que digan lo que quieren y sienten e intenten conseguir lo que desean? Las madres y padres estamos ayudando a los nuestros hijos a crecer, y crecer quiere decir hacerse personas adultas.

Es por eso que si los/as adolescentes están aprendiendo a ser adultos, es normal que vayan ensayando conductas de adulto, de autonomía y de independencia, en una actitud alejada del conformismo. Serán inconformistas y rebeldes e irán aprendiendo a ser mayores.

Un/a joven incapaz de dar la cara ante nadie, de defender lo que piensa, de hacer valer sus derechos, supone un problema más grave que un/a joven inconformista y rebelde. Los padres debemos saber discernir entre aquellas conductas infantiles de aquellas otros de inconformismo adolescente. Y sus actitudes agresivas, insolentes y descaradas no deberíamos tomarlas como ofensas imperdonables, sino como errores en su sistema de aprender a ser adultos en libertad.

A veces los padres toman mal estas actitudes, porque sus hijos e hijas adolescentes les hacen ver las contradicciones entre lo que los mismos padres dicen que hay que hacer y el que ellos hacen. Porque en estas edades también son idealistas y desinteresados, siendo un buen momento por iniciar actividades solidarías, de ayuda o acodamiento a actividades sociales. Continuar leyendo «Adolescentes»

Trucos para Mejorar la Comunicación entre Madres/Padres y Adolescentes

comunicacion familiar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«Antes podía hablar de todo con mi ama. Junto a mi novio y mi mejor amiga, era mi confidente en casa. Ahora me agobia y juzga todo lo que hago. Ya no me encuentro cómoda acercándome a ella».
«Ahora no se le puede decir nada. Le preguntas a ver qué le pasa y no contesta. Además parece que se cree que le tenemos que dejar hacer de todo y no, eso no es así. Mientras siga viviendo en esta casa hará lo que se le diga».

Como es fácil de deducir, los párrafos anteriores corresponden a dos clásicos fragmentos de citas de hija adolescente y madre respectivamente. Frases típicas que ejemplifican muy bien las comunes formas de comunicación (o no comunicación) que se dan entre ambas figuras.

La verdad es que cuando atendiendo el 116.111 nos encontramos algo así, lo primero que tratamos de hacer es quitarle hierro al asunto y decir a madres/padres o hijas/os que lo que nos llamaría mucho la atención es que la comunicación entre ellos fuese fluída.

A partir de ahí, llega el momento de transmitir mensajes y, dado que muchas veces tanto madres/padres como hijos/as ya están cansadas de escuchar lo mismo, a veces lo que hacemos, en vez de soltar todo el discurso, es proponer tareas concretas.

Así, por ejemplo, partiendo de los fragmentos de más arriba, lo que nos pide el cuerpo es decirles a esa madre y a esa hija que establezcan un día a la semana, un rato, una hora para que se sienten. Que, si pueden, salgan a terreno neutral, a un parque, a un bar, a un sitio acordado por ambas y, con un refresco de por medio, que hablen, de lo que sea, que entrenen y traten de recuperar el diálogo entre ellas. Que eviten juzgar y que intenten ponerse cada una en el lugar de la otra.

Es posible, con todo, que esto no sea la panacea pero por intentarlo no se pierde nada. En todo caso, ¿conocéis algún otro truco que pueda servir para mejorar la comunicación entre progenitores y adolescentes? Y todo ello volviendo a recordar que el hecho de que no haya la mejor fluidez comunicativa entre ambos es bastante normal.

#egONLINE

Decir a estas alturas que Internet está completamente integrado entre nosotros y nosotras es muy de perogrullo, ¿no? La red, el acceso a contenidos, la difusión de conocimiento, las relaciones online y un largo etcétera de servicios que nos proporciona el universo de la triple w, forman parte de nuestra vida cotidiana a todos los niveles.

Esta integración se da a todos los niveles (en lo laboral, en el ocio, en lo académico…), en todas las edades y cada vez en más soportes (ordenador, teléfonos, televisión…)

Esta presencia de Internet en nuestras vidas y la forma de utilizarla proporciona un montón de potencialidades pero también algunos riesgos y, por tanto, también provoca prejuicios, rechazos, dependencias, genera nuevas formas de relación con sus códigos propios, etc…

Por todo ello, desde el Departamento de Empleo y Políticas Sociales, área a la que pertenece ZEUK ESAN, se ha planteado la necesidad de abordar con mayor intensidad el vasto ámbito online con las personas menores de edad y, por eso, ha puesto en marcha el programa #egONLINE.

Este programa está en marcha desde el pasado día 20 de noviembre (coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos de la Infancia), fecha en la que se presentó y en la que desde nuestra cuenta de Twitter estuvimos transmitiendo mucho de lo que allí aconteció bajo el hashtag #egONLINE.

Pero más allá de aquel acto, este programa sigue en marcha en cinco institutos de Euskadi hasta el 15 de abril de 2014, trabajando con chavales y chavalas de 1º, 2º y 3º de la ESO y el profesorado de dichos centros con el objetivo de sensibilizar a las y los adolescentes sobre los riesgos que tiene Internet si no se actúa con seguridad, así como acerca de las potencialidades de la Red.

De todo el trabajo que se desarrolle en los próximos meses en los institutos así como en otros espacios de trabajo, os iremos dando cumplida información a través de nuestros blogs y de nuestras redes sociales… En definitiva, que en Zeuk Esan también estaremos #egONLINE.

¿Existe la adicción a videojuegos?

 

Cada vez más, se habla de nuevas adicciones, si bien es cierto que en el último congreso al que acudimos “Drogas: Riesgos y Diversión” el catedrático Domingo Comas Arnau explicó su teoría sobre que no existen adicciones nuevas, sino que varían los  síntomas del mismo problema que ya existía.

Lo que está claro, es que hay nuevas maneras de jugar, de relacionarse y de estar ante una pantalla de ordenador. Nos llaman los padres y madres preocupados, explicándonos que “algo malo les ocurre a sus hijos e hijas”, que “no salen de casa, de la habitación”, de “la maldita pantalla del ordenador”, o bien, que no saben si es para preocuparse o no, porque “como todos los demás hacen lo mismo…” .

Hablamos de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TICs), de las Redes Sociales, los Videojuegos e Internet. Así, todo mezclado en le mismo saco. Hay gente que las demoniza y muchísimas personas que las defienden. A mí me vienen  a la mente las palabras…”depende del uso que hagamos de ellas…” , o del abuso.

Hay dolor en los padres que nos llaman y sufrimiento por parte de  los menores con dificultades para relacionarse con sus iguales, o con dificultades para manejar sus emociones por lo que se esconden en una actividad que les abstrae y les impide reflexionar sobre lo que les ocurre….  Y eso es muy real. Pero también es cierto que hay mucho alarmismo y se buscan etiquetas o culpables para liberar la tensión que nos provoca el no saber qué les ocurre.

Hay conductas que ya nos ponen sobre aviso. Lo cual no implica que haya un gran problema, sino que debemos intervenir ante esas señales de alarma. Y cito algunos  síntomas de uso abusivo :

-Tener una sensación de bienestar o de euforia mientras se está en el ordenador.

-Incapacidad para suspender la actividad y ansiedad durante las pausas en sus sesiones.

-Robar cada vez más tiempo al sueño, al trabajo, a la familia y a los amigos para el ordenador.

-Sentirse vacío, deprimido, irritable cuando no se está conectado a la red.

-Mentir a la familia y al jefe acerca de las páginas visitadas en internet.

-Ojos secos, dolores de cabeza y de espalda.

-Comer irregularmente o saltarse comidas con tal de no separarse del ordenador.

-Falta de atención a la higiene personal.

-Perturbaciones en el sueño, cambios de rutina en el sueño.

Para no llegar a estos extremos es importante la educación en hábitos saludables: limitar el tiempo de utilización del ordenador desde pequeños, de tal manera que sepan que es un instrumento nada más y que no es una obligación, sino una opción.

 

 

¿Qué conoces de Zeuk Esan?

¿Qué conoces de Zeuk Esan? Esa es la pregunta que os lanzamos, chicas y chicos… ¿Quién se atreve a explicarlo? Os podemos dar pistas: es un teléfono… ¿cuál es su número? Estamos en las redes sociales, ¿en cuáles? A veces nos llaman “El Cuentapenas”, ¿sabéis por qué? También hemos hecho algunos vídeos que os pueden ayudar a responder a estas preguntas…

En definitiva, si tuvieses que explicar a alguien que no conoce Zeuk Esan, ¿cómo lo harías?

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