El pajarillo de la guarda

pajarillo de la guarda – ametsetako txoria

Para el padre de Nico, con cariño.

Me puse de rodillas, clavé mi cara en el suelo, y pregunté, no sé a quién ni por cuanto tiempo, por qué las lágrimas no me dejaban ver, ni el llanto me dejaba oír. Pregunté por qué , por qué, por qué…se fue.

Los días pasaron y en uno de esos amaneceres, no sé si el séptimo o el décimo, un pájaro pequeñito, se posó en mi hombro y comenzó a hablarme así:

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“Así como no sabemos por qué la luna cambia de cara cada pocas noches, por qué los relámpagos salen raudos y veloces de la tormenta y van a dar en un sitio determinado y no en otro, por qué algunas flores duran todo el invierno y otras se marchitan con las primeras nieves, tampoco sabemos por qué las personas que queremos a veces se van, otras no están y otras parece que se olvidan de nosotros.

Queremos entender las cosas, controlarlas, tenerlas atadas aquí, con nosotros/as, para siempre. Y cuando ésto no sucede buscamos explicaciones: Continuar leyendo «El pajarillo de la guarda»

REGALAR EXPERIENCIAS

juventud-comprometidaHoy en el autobús he escuchado una conversación entre dos jóvenes. Hablaban de las Navidades y del consumismo. Querían regalos, pero que fueran sostenibles. Les gustaban las fiestas navideñas, porque desde pequeños las habían vivido como algo especial, pero les fastidiaba la superficialidad y el gasto porque sí y obligatorio en el que se veían inmersos.

Andaban dando vueltas a varias ideas que solucionaran esa parte. Arreglando el mundo, como se suele decir.

He de reconocer que pegué la oreja todo lo que pude. Pura deformación profesional. Escuchar. Porque aquí a diario escuchamos problemas, opiniones, reflexiones…

Escuchamos en los medios, a diario, las problemáticas que surgen alrededor de la juventud, la falta de valores, la baja implicación, etc. Y en cuanto salgo a la calle, me encuentro con una realidad que no sale en prensa: la juventud preocupada por la banalidad de esta sociedad, que les pone el cartel de juventud=problemas. Y no es así.

A mí me ha alegrado el día. Ver que nuestra juventud va más allá del tópico con el que a veces la encorsetamos. Además, me han propuesto una reflexión. Es esta juventud la que impulsará ese cambio de paradigma que tanta falta hace. Un cambio social a nivel global. La pena sería que para cuando lo consiguieran se encontraran con que el mundo que les habríamos dejado estuviera sucio, roto y con la despensa vacía.

Pero no quiero ponerme tan negativa. Al final, estos jóvenes hablaban de Regalar Experiencias, concepto quizá novedoso que da más importancia al momento vivido con alguien. Al contrario de lo que pregona el bombardeo publicitario que exige cada vez más y más posesiones, objetos.

Experiencias en familia, experiencias con amigos y amigas. Porque las experiencias, buenas o malas, nos van construyendo por dentro. Decían que en ciertos momentos de la vida, se necesita echar mano del almacén, poder recordar esas partidas, esas conversaciones, momentos especiales vividos junto a quienes quieres. Añadían que eso tenía más valor que nada, que cuando fueran viejitos querían explicar a su descendencia cómo fueron sus momentos especiales y tener la memoria llena para poder recordar, cuando ya no te acuerdas de lo más reciente, las buenas experiencias regaladas.

Reconozco que me estoy volviendo un poco moñas, pero bajé del autobús emocionada y también convencida de que hay más esperanza de la que nos dejan ver.

El Teléfono Zeuk Esan ¿Qué es?

Saludos a todas las personas que nos seguís en este blog.

Tras un largo parón debido a causas técnicas ajenas a nuestra voluntad (¡qué ganas teníamos de decir esto!) ¡¡¡Por fín estamos de vuelta!!!

Muchas personas habéis preguntado qué ocurría, a qué se debía este silencio y si seguía activo el servicio.

Ataque informático, no funcionaban los blogs, y sí, el servicio sigue activo.

Sí, en respuesta a algunas preguntas, seguiremos en activo y haciendo lo de siempre. ¿Que qué es lo de siempre? Os lo explicamos.

Zeuk Esan, es el Teléfono de Ayuda a la Infancia y a la Adolescencia del Gobierno Vasco, también llamado, Teléfono del Menor. Nació en la confluencia de varias circunstancias.

Por una parte, en respuesta al artículo 42 de la ley 3/2005, de 18 de febrero, de Atención y Protección a la Infancia y a la Adolescencia, que cita como una de las obligaciones legales, el derecho del menor a acceder a servicios de información gratuitos de contacto telefónico o electrónico.

Por otra parte, a consecuencia del Dictamen de la Comisión de Asuntos Sociales del Parlamento Europeo, que en 2010  instó a todos los países miembros de la Unión a poner en funcionamiento el 116111 como teléfono armonizado para la Unión Europea en temática infanto-juvenil.

Así comenzó el 5 de octubre del 2010 la andadura de este servicio con sus diferentes espacios de comunicación: la atención telefónica en el 116 111, la web de Zeuk Esan, las RRSS, el canal de YouTube, Zeuk Esan Aldizkaria  y un blog para personas adultas y otro para menores de edad, con la oportunidad abierta para quien lo desee de participación en ambos.

Junto a ello, nos encontramos el equipo de profesionales de la psicología y la educación social que orquestamos estas herramientas.

A través del 116 111, atendemos el amplio abanico de cuestiones que se nos plantean Estos temas, de lo más variado, giran principalmente en torno al acoso escolar, a las dificultades de relación entre iguales, o los que se dan en la familia. También están las cuestiones afectivo-sexuales, los problemas de autoestima, de soledad, entre otras.

A veces hay gran sufrimiento, otras, mucha necesidad de compartir, de sentir que alguien les está escuchando al otro lado. También nos hemos encontrado con gran satisfacción por la superación de miedos o de dificultades y con muestras de agradecimiento por nuestra labor.

Tal y como señalábamos arriba, los blogs son un espacio abierto a la participación de quien quiera, en donde publicamos vuestras historias, con vuestro permiso, cambiando datos para preservar la confidencialidad y el anonimato. Otras veces, compartimos alguna reflexión, vuestra o propia; que lo que aquí escuchamos da para pensar mucho.

Recordad que tanto el 11611 como los blogs, son vuestro espacio. Si tenéis alguna consulta, ¡¡no dudéis en llamar al 116111!!

 

 

 

 

“Que millones de niños/as consigan ser, lo que desean ser hoy y soñar lo que serán mañana”.

Acabo de leerlo en una plataforma dedicada al cuidado y derecho de los menores.  Al  momento de leerlo, he tenido un flashback enorme en el  que viajaba hacia años atrás; he vuelto a rememorar algunos momentos de antaño.

suenos

Tenía 6 años, y quería ser astronauta; 8 años, cantante y actriz; 8 años y medio y veterinaria. 10, arqueóloga; 12, bióloga; 15, médico; 17, psicóloga. Fueron muchos años de cambios, como se puede ver. De hecho, a menudo me pregunto qué me llevaría a cambiar tantas veces de profesión, siendo áreas tan distintas entre ellas. Nunca lo he indagado demasiado, y tampoco lo haré; porque da lo mismo. El presente, el aquí y ahora es lo único que cuenta, luego, ¿para qué darle más vueltas?

Es curioso el mensaje de la frase que he decidido colocar como premisa de todo el texto. Como niñas/os, soñar es algo básico, natural, como una necesidad primordial. Sus motivaciones, sus capacidades, sus perseguidos logros se materializan en un lienzo onírico donde todo lo que se piense y desee es posible.

Recuerdo que yo compartía mis sueños con mis padres: quiero ser esto, luego aquello…y ellos siempre sonreían, acompañando mis sueños con afirmaciones cariñosas y alentadoras, repitiéndome siempre lo consiguiente: si quieres serlo, lo serás, porque harás lo imposible por cumplir tu sueño. Y yo, me sentía feliz por verlos a ellos apoyándome en todo momento. Continuar leyendo «“Que millones de niños/as consigan ser, lo que desean ser hoy y soñar lo que serán mañana”.»

Hablemos en positivo de nuestr@s jóvenes.

Peleas de adultosEl post de hoy no es un suceso recogido en una llamada telefónica, aunque podría. Es una situación en la que me vi involucrada hace unos días, en la calle.

Lo traigo a colación, porque hay veces que veo cómo, desde diversos ámbitos se estigmatiza a la infancia y a la juventud. Desde ámbitos profesionales, socio/familiares, quizá con más insistencia desde los medios de comunicación. Algo sacarán de ello, aunque no acierto a entenderlo. A veces creo que puede ser por tener tema de conversación, ya se sabe, mal de muchos…., o porque aún hoy en día, hablar bien y en positivo de los demás, no se lleva.

La idea de que las personas  jóvenes son vagas, no se interesan por nada, no tienen valores, etc. no es nueva,  llega desde la antigüedad. Por ejemplo, cuando Aristóteles puso palabras a los pensamientos de sus contemporáneos: “Los jóvenes de hoy no tienen control y están siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral.” Platón abundaba en ello: “¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a sus padres. Desdeñan la ley. Se rebelan en las calles inflamados de ideas descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?”.

¡Lo que llovido desde los tiempos de la Grecia Antigua…! Sín embargo, esa idea desfavorable sobre la juventud, se repite y repite, como si fuese atemporal.

Pues bien, aquí os comparto un suceso que habla de las bondades de los chicos y chicas jovenes. Un suceso, en el que los adultos dieron un pésimo ejemplo y los menores salieron al rescate. ¡Bien!

Sucedió que dos adultos, los 55 años sobradamente cumplidos, a la salida de un bar se enzarzaron discutiendo por los derechos que tenía o no el perro que uno de ellos paseaba. De pronto (vamos a ponerles nombres ficticios) Atila llamó chulo a Aníbal, Aníbal le dijo a Atila “a que te doy dos ostias” y Atila respondió ”pues mira, te las voy a dar yo”. En ese momento, unos chavales (de entre 15 y 18 años) que estaban en un banco de la plaza, cada cual con su móvil, en silencio, a lo suyo, (“en Babia con las maquinitas”), se levantaron de un salto. Sin mediar palabra, dos fueron hacia un adulto y otros dos fueron hacia el otro y con tono de voz normal, tranquilo, con gestos suaves, los separaron (ya Atila había agarrado al Aníbal por el cuello). “Tranquilo, venga, ya. Tranquilo. Se acabó. Ya. Venga” Mientras los adultos intentaban zafarse y engancharse de nuevo. “Tranquilo tío. Ya. Venga, se acabó, tranquilo”.

Con esos gestos y palabras, con esa lección de contención, poco a poco los adultos fueron bajando el nivel de agresividad, entrando en una franja más tranquila y al final, cada cual fue por su lado sin cruzar más insultos ni gestos agresivos.

Los jóvenes volvieron a su banco y como si nada los hubiera interrumpido, volvieron a sus actividades cibernéticas, no sabemos si a contar por whatsapp lo sucedido o a seguir con la interrumpida partida online.

Reconozco que me alegró muchísimo la intervención de los menores y oír los comentarios de las personas adultas de alrededor: “Para que luego digan de la juventud, mira quiénes son peores y quiénes han dado buen ejemplo”.

Acordaos de ésto cuando veáis u oigáis a alguien quejándose de toda la juventud, de todos los menores.  Hablemos en positivo. ¿O ya no recordamos nuestra adolescencia y lo que duelen algunos comentarios lanzados «sin importancia»?

Verles crecer y convertirse en adultos

esfuerzoHoy estoy encantada. Ver cómo nuestros hijos e hijas crecen, siempre da mucha satisfacción. Pero cuando ves desde fuera la progresión de alguien que se lo ha currado duramente… Es muy emocionante.

Este año se ha casado uno de los niños “de acogida” que venían en verano a casa de unos amigos.

Fueron muchos años volviendo a la misma familia. Los lazos se estrecharon y cuando el niño se hizo mayor y ya no podía venir, gracias a las modernas tecnologías, el contacto siguió, y este verano, cuando el “niño” se casó, invitó a su familia de aquí.

La experiencia fue muy entrañable y cuando mis amigos me la contaban, me explicaron un poco la historia de éste y otros chavales y chavalas.

El cómo vienen aquí a pasar los veranos, lo dura que es la vuelta a su realidad (eso sí que es estrés posvacacional). Los regalos que pueden llevar de vuelta y los que mejor que no lleven….

También me hablaron del sufrimiento de verles mal,  que con la distancia no sabes si están peor de lo que parece o mejor. Saber si volverán, si querrán o si les dejarán…

Verles desde los cinco años hasta los 22….Y la inevitable comparación con nuestra realidad: “pues allá está estudiando un grado medio porque no tiene dinero para más y trabaja para vivir y pagarse los estudios”.

Yo miro en mi entorno y veo de todo, pero me parece que la diferencia es enorme, que lo de igualdad de oportunidades es una quimera y que allá con 22 años ya han salido de la adolescencia y son independientes y responsables de sus vidas. Algunos de 22 que aquí conozco,  no llevan ese camino.

¿Diferencias culturales?. ¿Diferencia de oportunidades?.  ¿Padres y madres que son tan buenos cuidadores que no generan la necesidad de crecer?.

Sea lo que sea, cada cual que haga su reflexión, pero estas son las historias que podrían salir en televisión, las de los luchadores que desde la carencia y con mucha dificultad han conseguido crecer y lograr una vida en la que tienen un lugar.

¿Por qué pedir perdón es tan importante?

En una reunión escolar con padres y madres, hubo quien comentaba que no veía conveniente pedir perdón a sus hijos o hijas, ya que entendía que ello podría ser interpretado como un signo de debilidad o falta de autoridad

Nada más lejos de la realidad. Quienes tenemos a nuestras hijas e hijos crecidos, hemos tenido tiempo suficiente para darnos cuenta de la importancia de las muestras de respeto y afecto en una convivencia, aunque igualmente, también, hemos sido testigos de la dificultad que

Barkamena eskatu - Pedir perdón
Barkamena eskatu – Pedir perdón

entraña esta tarea. Una tarea en la que se ponen en juego otras tantas cuestiones  como la empatía, la paciencia o la escucha, entre tantas.

No es fácil, no, la convivencia con un/a hijo/a adolescente, pues se trata de una etapa muy determinante y delicada para el devenir futuro de ese chico o esa chica para quienes sus padres podemos resultar, en ocasiones, tan molestos como una piedra en el zapato. Cierto es que para el día a día en el hogar es necesaria la calma, que la bronca y el conflicto llegan solas de la mano del roce y del choque de intereses.

Paso a explicaros los motivos que me llevan a pensar que pedir perdón es muy importante:

  • Nuestros hijos e hijas, aprenden que no tienen por qué tener siempre razón y que podemos estar equivocado; y no pasa nada grave por ello.
  • Descubren que pedir disculpas es difícil, y que hay que ser fuerte para hacerlo.
  • Ven una muestra de sinceridad, que tal vez no vean en otra parte.
  • Aprenden que así en la propia familia se pueden exponer los sentimientos «encontrados»que se producen entre sus miembros.
  • Cuando uno/a pierde el control y es perdonado/a, comprende que la energia que circula en ese punto es curativa y así aprende, tambien, a perdonar.
  • Aprenden que la disculpa es una forma de reconocer que otra persona es digna de respeto.

En resumen, pedir perdón enseña a respetar a los demás, lo cual nos lleva directamente a respetarnos a nosotros mismos.

¡Cuidado! ¡¡Adultos Irresponsables tomando decisiones absurdas!!

voleibol

Hay situaciones en las que a una madre o a un padre les cuesta entender las actitudes o respuestas que algunos adultos ofrecen a sus a sus hijos/as menores de edad. Este comentario  viene a cuento de una llamada que hemos recibido no hace mucho en nuestro teléfono 116.111 y que cambiando algunos datos, vino a ser algo así:

Unos padres nos cuentan que su hija de 17 años ha abandonado el club de voleibol de su pueblo para ingresar en otro de mejor categoría dado que a la chavala se le da bastante bien este deporte. El caso es que la decisión de cambiar de equipo ha molestado al club de origen, algo que, digamos, puede tener cierto sentido o lógica. Lo que ya no lo tiene tanto es el hecho de que, como fruto de dicho «enfado», se perjudique a otra menor. Y es que esta chica de 17 tiene una hermana de 12, apasionada también de este deporte, la cual este mismo curso escolar  entraría a formar parte del equipo que acababa de abandonar la mayor. Pero la sorpresa ha llegado cuando el club no le ha dejado inscribirse, según refieren los padres, como represalia por la salida de la hija mayor. Como es lógico, esta decisión ha molestado a la familia entera pero especialmente a la chavala pequeña.

Y claro, la pregunta que nos hacemos en el servicio es:

¿Qué culpa tiene la pequeña adolescente de que su hermana salga del equipo?

¿Han pensado las personas responsables del club el daño que pueden hacer a la pequeña?

Desde Zeuk Esan se les ha orientado a estos padres, lógicamente, a que busquen explicaciones y las razones de esta decisión y en el caso de que no se las den, o los argumentos no sean aceptables, exijan responsabilidades a organismos superiores (Ayuntamiento si el equipo recibe ayudas o subvenciones municipales o, si es necesario, acudir al Ararteko) Combinar todo ello con un apoyo y un arrope a la menor perjudicada (a las dos chavalas, de hecho) y la búsqueda, si es posible y llegado el caso, de un club de voleibol alternativo.

Una situación curiosa y bastante diferente a lo que solemos atender en Zeuk Esan y  que esperamos sirva para hacer reflexionar a personas adultas en cargos responsables sobre el valor de sus actitudes y las consecuencias de las mismas.

En definitiva, la empatía y la capacidad de dialogo se reivindican con claridad en estos casos.

Algunos consejos para no perder los papeles

frases_de_madre

Septiembre. Muchas madres y padres vuelven al trabajo después de las vacaciones estivales. Las hijas e hijos de éstos aún no tienen clase. Se da el caldo de cultivo perfecto para que uno de esos primeros días laborables del recién estrenado mes la ama o el aita se cojan un tremendo enfado al volver a casa porque han tenido un mal día en el curro y además su chico o su chica no sólo no ha hecho nada en casa si no que, para más inri, la tiene patas arriba. ¿Qué ocurre? Pues que el progenitor o progenitora pierde el control, pega cuatro gritos y puede que, encima, luego se acabe arrepintiendo. Y además de ello, ¿ha servido para algo? Queremos decir que, más allá de descargar frustración, ¿el chaval o chavala habrá aprendido algo?

Con todo, dado que, como hemos dicho, llegan fechas en las que es muy posible que se de una situación como la descrita en el párrafo anterior, dejamos aquí una serie de pautas que quizá puedan venir bien para precisamente eso, no perder el control o mantener la calma:

– Ser conscientes de que estamos muy enfadados y tomar la decisión de no reaccionar, de no dejarnos llevar por esa ira que nos invade.
– Recuperar la serenidad, para ello puede sernos útil irnos de la estancia, esperar cerrando los ojos o apartar la mirada, contar hasta 10, etc, de tal manera que tengamos el espacio y el tiempo que necesitamos para recuperar la serenidad.
– Cuando nos hayamos calmado utilizar frases que describan los hechos, dejando de lado las descalificaciones y las acusaciones.
– Recurrir al buen humor es una herramienta poderosísima para suavizar el ambiente, desdramatizar los hechos y volver a la calma.
– Situar en el presente lo que ha sucedido sin añadirle etiquetas adicionales del tipo… “eres un desastre”, “holgazán”, “siempre ….”, “así no llegarás a ningún lado”, “nunca haces …”etc…
– Escribir una nota o una pequeña carta en la que le describamos lo que ha sucedido, cómo nos hemos sentido y lo que necesitaríamos hacer nosotros o que él hiciera para solucionar el conflicto.
– En caso de haber perdido los estribos, pedir perdón o demostrar que sentimos lo sucedido.

Estos son sólo algunos consejos a poner en práctica pero seguro que vosotras y vosotros tenéis otros que usáis en este tipo de situaciones… ¿Nos los contáis?

El muchacho y la mar

Aquel señor de traje diario decidió pasar unos días de merecido descanso en un pueblo costero. Quería huir del ruido de los coches, de los horarios agobiantes y de las prisas sin sentido.

Una vez llegó a su destino, aparcó el BMW en el puerto, se desabrochó el nudo de la corbata de seda y puso pie en tierra firme. Al caminar en dirección del apartamento con vistas que había alquilado, sintió por vez primera el chasquido metálico de sus zapatos de ejecutivo sobre el piso. Dió rápido con el portal. La puerta estaba abierta y la expectativa de un segundo sin ascensor, le hizo resoplar de fastidio.Se sentía cansado y abatido. Las amplias vistas al mar, lejos de calmar su zozobra le sumergieron en un sentimiento de vació y melancolía. Se rehizo más por voluntad que por deseo y decidió desprenderse del absurdo traje. Una camiseta y unas alpargatas podrían valer para sentirse a tono con el lugar y dar un paseo hasta la playa. Sin embargo, la sensación de amargura se hacia más pesada y el cambio de indumentaria no conseguía evitar el repentino y creciente sin sentido que le poseía.

Perplejo y pensativo, sin apenas ser consciente del tiempo transcurrido y el largo terreno andado, había llegado hasta la misma entrada de la playa, en la que a lo lejos vio una figura que se movía de manera extraña, como si estuviera bailando. Al acercarse comprobó que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra

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vez al mar.

El hombre le preguntó al joven qué estaba haciendo. Este le contestó:

“Recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar. La marea ha bajado demasiado y muchas morirán”.

Dijo entonces el hombre:

” Pero esto que haces no tiene sentido; primero es tu destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa. Nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas”

El joven miró fijamente al hombre, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó :

” Para ésta… sí tiene sentido!!!”.

El señor se marchó un tanto desconcertado; no podía explicarse una conducta así. Esa noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas. A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas.