¿O no tanto? Lo que muchos niños y niñas, chicos y chicas están esperando con ansia se puede convertir en una agonía para sus progenitores, que hacen encaje de bolillos para que esta época resulte lo más llevadera posible.
Aunque para las familias que viven más holgadamente parece resultar más sencillo ya que pueden apuntar a sus hijos e hijas a las actividades que más les gusten y/o contratar a alguna persona que atienda a sus criaturas mientras trabajan, la mayoría tienen que hacer verdaderos equilibrios y ajustes de calendario para sobrellevar el verano e intentar disfrutarlo.
Hay quienes tienen la gran suerte de poder contar con abuelos/as u otros familiares que cuidan de los peques durante unas horas o se los llevan al pueblo de origen o de veraneo. En muchos municipios y vista la necesidad de las familias, se organizan actividades y campamentos al alcance de casi todos el mundo en donde además de estar bien atendidos están con gente de sus edad y disfrutan de una parte del verano, lo cual supone un alivio para padres y madres.
Aunque ahora ya es tarde para apuntarse a algunas actividades, los adolescentes pueden participar de campos de trabajo tanto aquí como en el extranjero por precios bastante asequibles y que les pueden hacer disfrutar de una manera diferente y enriquecedora del largo verano. Os animamos a que lo miréis allá por el mes de marzo de 2019 de cara al año próximo.
Pero además de buscar actividades que llenen el mucho tiempo libre de los niños y niñas, también tenemos que tener en cuenta que el periodo de vacaciones también es una época de descanso merecido. Los niños y niñas y los y las adolescentes, han terminado el curso de manera óptima o no tanto, y han hecho un esfuerzo diario y continuado del que necesitan descansar para recuperar energías para el próximo curso.
Las vacaciones deben ser el momento en el que los chavales y chavalas cambien el nivel de exigencia y actividad. Por eso es importante que no madruguen tanto como durante el curso y hagan menos actividades, incluso tienen que tener saludables momentos de aburrimiento, en los que pensar en qué hacer o jugar a cosas que durante el curso es imposible; pasando ratos sin hacer nada, que parecen que agobian más a los padres y madres que a los propios chavales.
El verano puede ser además el momento de compartir momentos tranquilos con los hijos e hijas, de compartir juegos, ratos de piscina municipal o playa en los que se junten con otros niños y niñas del pueblo y los padres y madres cambien de actividad y descansen también.
Y cuando por exceso de calor o por lluvia haya que quedarse en casa, también se pueden compartir con ellos y ellas actividades en casa como la cocina, que durante el curso y por falta de tiempo, no nos animamos a compartir y no les dejamos experimentar y aprender.
Es recomendable, así mismo, que durante el verano se vayan haciendo responsables de pequeñas labores en casa, recados, siempre adaptadas a su edad, de forma que vayan aprendiendo a hacer cosas que durante el año no tienen tiempo, ni los padres y madres de enseñárselo, para de esta manera, además de ir siendo partícipes del cuidado de la familia y la casa, les ayuden en su camino hacia la independencia.
Los adolescentes querrán estar más de noche que de día en la calle y aunque en la mayoría de los pueblos hay fiestas durante todo el verano, además de disfrutar, según la edad, de los festejos nocturnos, no es saludable estar todos los días del verano viviendo sólo de noche, sino que habrá que acordar con ellos y ellas horarios de fin de semana, de entre semana, favorecer que se hagan responsables de ciertas cosas de casa, perfectamente compatibles con que hagan otras actividades en grupo más propias del verano como ir a la playa o a la piscina, quedar con amigos/as, etc
Las vacaciones de verano tienen que suponer un cambio para todos y todas, los niños y niñas tienen que cambiar su ritmos del curso por uno más relajado y que les posibilite recuperar energías para el próximo curso. Por eso es interesante que un par de meses aflojen el ritmo, descansen, cambien de actividad, y unas semanas antes de empezar de nuevo ir regulando poco a poco los horarios para favorecer la adaptación al nuevo curso.
Os animamos a plantearos el verano como un periodo más relajado para la familia, con menos exigencias y estrés y mayores posibilidades de compartir tiempo, tareas, casa y actividades fuera con hijos e hijas.
Para despedirnos, os adjuntamos unos enlaces relacionados con este tema:
¿Qué hacer con los hijo/a en verano?
¡No te agobies! Deja que tu hijo se aburra
*Imagen vía: Pablo Menezo (Flickr – CC)